lunes, 9 de diciembre de 2013

De puentes, hidrataciones, carreretas y otras historias

Viernes, día 6

Quedo con Agus y Rafa a las 9 de la mañana para almorzar y comenzar como es debido el Puente. Antes de eso se supone que vamos a correr, caminar rápido o lo que sea para hacer hambre. Pero la idea es no desgastarse mucho, vamos, se pensaba incluso en tirar por la Boquera hasta un punto indeterminado entre el km 2 y el km 3 y dar media vuelta. Un entreno de 5 km para la San Silvestre...

Afortunádamente y a pesar del intenso frío, nos vamos calentando y entre charrada y charrada llegamos al cruce del camino que lleva hasta la pasarela del río Vero para acceder posteriormente al polígono industrial atravesando un túnel. Así es que de la manera más tonta enfilamos por allí. La mañana, como he comentado, es fría y hay una niebla que si bien no es demasiado abundante sí que es lo suficiente como para que no me arrepienta de no haber cogido la bici de carretera, idea que llevaba por la cabeza hasta la noche del jueves. 

Al llegar al polígono se nos plantea de nuevo la duda de por dónde tirar. Este tipo de cosas, quieras que no, son las que aportan muchas veces vidilla a este tipo de salidas. Ir con un guión preestablecido, volver por donde se ha venido y hacer un recorrido estándar y realizado decenas de veces al final carga y cansa. Así es que, sabiendo que siempre tenemos la opción de bajar por la carretera, nos aventuramos por la supuesta vía verde que aprovecha la antigua vía de La Burreta, que es como se denomina en Barbastro al tren que dio tanta vida al pueblo y que por unas cosas y otras desapareció.


Yendo por intuición acabamos atravesando un túnel y más tarde brincando por las traviesas de la vía hasta que el exceso de barzas y matorrales nos obliga a bajar a la carretera. Por una parte me hizo ilusión hacer ese pequeño recorrido por la vía. Mi abuelo materno fue ferroviario en la antigua estación y a pesar de que por desagracia no llegué a conocerle mi madre siempre ha mantenido muy vivo su recuerdo contando muchas historias de aquella época. Por otra parte me dio pena el estado en el que se encuentra esa vía verde. Quizá con un poco de esfuerzo se podría adecentar de manera que la denominación de vía verde no le quedara grande.

Llegando al pueblo por la entrada de la Feria, tras 8 km a un ritmo muy tranquilo decidimos acudir a almorzar al Alhambra. Un par de huevos fritos, longaniza, jarra de cerveza, café y chupito. Muy correcto. De los vaivenes en los precios de los almuerzos dependiendo del establecimiento, día, persona que atienda, fase lunar y alineación de los planetas quizá se hable largo y tendido algún día. Porque siendo que Barbastro no es ni un Madrid ni un Barcelona, parece de chiste la enorme diferencia que puede haber (de hasta un 50%) entre unos bares y otros.

En resumidas cuentas, un buen entreno de cara a la carrera del domingo.

Por la tarde, después de ver el sorteo del Mundial de Fútbol Masculino (en los telediarios y diarios deportivos suelen obviar el "de Fútbol"; el "Masculino" creo que no lo he visto nunca, como si las tías no practicasen deporte y los campeonatos del Mundo solamente fuesen de fútbol), ese sorteo perpetrado de la peor manera posible para que los grupos sean de lo más descompensado que se pueda pensar y que de esta forma se genere la mayor de las polémicas y así la maquinaria fútbol-prensa se engrase debídamente y no pierda el empuje que genera jugosos dividendos para toda esa caterva de juntaletras (aunque sea hablando de que CR7 ha hecho una visita al museo de cera), después de ver como en un grupo caían tres campeonas del mundo y en otro las dos finalistas del anterior Mundial, después de eso me fui a hidratar debídamente con la cuadrilla.

Con tan buena suerte de encontrar en nuestro camino, por dos veces, a las zagalas de Bodega Pirineos haciendo promoción del rosado Alquézar. Total, que los tragos salieron gratis con lo que hubo más dineros destinados a las tapas lo que llevó a que la reposición de líquidos y sólidos perdidos en la mañana fuera satisfactoria e incluso hubiese un remanente.

Sábado, día 7

Después de comer, unos cuantos enfermos de esto del deporte aparecimos por Huesca para ver el partido de liga de balonmano masculino (misma apreciación que la realizada unas líneas más arriba, las chicas también juegan al balonmano, de hecho por estas fechas es su campeonato mundial, si no se han enterado no me extraña; CR7 en el museo de cera o un Cartagena-Barça de Copa del Rey siempre vende más). 

La ocasión lo merecía puesto que el Huesqueta iba clasificado en segunda posición, o primero de los "normales" si se atiende a la plantilla con la que cuenta el Barcelona, y puede pasar mucho tiempo hasta que se vea algo similar. El poder plantear un partido a esas estrellas en el que el objetivo no sea perder por menos de veinte goles, es un lujo al alcance de pocos equipos en Europa.

El ambientazo del pabellón estuvo muy bien. La gente volcada con el equipo y animando en todo momento. Diversas fases del partido en las que el BM Huesca se puso a sólo dos goles por debajo y un comienzo de la segunda parte eléctrico en el que parecía que el milagro de empatarles se podía lograr. Ganar era imposible y eso todos lo sabíamos ya que se enfrentaban a una selección mundial, pero precísamente esa circunstancia aporta más valor a este tipo de partidos en los que a sabiendas de la imposibilidad del objetivo, quince valientes se afanaron por quedar lo más cerca de él. Aparte del bloque, Huesqueta cuenta con dos o tres jugadores de muy buen nivel que dentro de poco darán que hablar porque es probable que acudan a la selección, y si no al tiempo. Así y todo perdieron como era de esperar, pero con grandes números. 30-36. Meter 30 goles a una portería custodiada por Sterbik y Saric, con perros de presa como Viran Morros o que son puro pegamento y defienden con toda su alma, es de un valor incalculable. Que sólo te ganen de seis con cañoneros como Rutenka, Noddesbo o Karabatic es milagroso. Veremos cuantos equipos logran esa proeza esta temporada tanto en Asobal como en Champions. Y ojalá el ritmo del Huesca no decaiga y se clasifiquen para Europa para así poder ver partidos interesantes al año que viene.

De vuelta al Barranqué continuó la hidratación de cara a la carrera del lunes.

Domingo, día 8

Comida familiar. Y lo que ello significa, comer hasta reventar y luego un poco más. La hidratación había sido primordial entre el viernes y el sábado. El domingo había que inflarse de canelones, redondo de ternera, torta y galletas caseras. Repitiendo de todos los platos. Después rato de tertulia y jugar con sobrinos y sobrinas. Dicen que a quien Dios no le da hijos, el Diablo le da sobrinos. Yo aparte digo que no te apuntes a un gimnasio si tienes sobrinos pequeños. La tonificación muscular que te da tener a tres o cuatro o cinco, o los críos que sepan agarrarse, colgados de la chepa (o directamente trepando por espalda y/o tripa) o que en una especie de circuito se te vayan tirando en plancha para que los cojas y los levantes en brazos... eso, ni pesas, ni máquinas ni leches. 

Así pues, la alimentación fue correcta y los ejercicios de tonificación también.

Lunes, día 9

12 h, Castillazuelo-El Pueyo-Castillazuelo. Me levanto más tarde que pronto, sobre las 9:30 y haciendo el remolón. Desayuno bien de galletas y me subo a Casti para estar allí a las 11:00. Me encuentro con Jesús, Carlos y Héctor. Agus y Rafa no participan por diversos motivos. Para esta carrera decidimos que cada cual vaya a su ritmo. Tras la prueba de la semana pasada creo que puedo estar en un tiempo de 1 hora y si se aparece la Virgen y todo va muy, muy bien pues a lo mejor le puedo rascar algo al cronómetro y entrar en 57'. También tengo claro que es una carrera, llevo dorsal y debido a mi facilidad para ponerme como un flan ante este tipo de eventos y comerme la cabeza más de lo recomendable, puedo cagarla con todo el equipo e irme a 1h 10'. Lo cual no sería ningún problema si desde un principio salgo a ese ritmo para acompañar a alguien, pero que a mitad de carrera las piernas den calambres o se agarroten... pues fastidia. Pero bueno, lo primordial es pasar un buen rato y, sobre todo, no sufrir.

A las 12 h se da el pistoletazo de salida en la plaza del pueblo. Como siempre, salimos en la parte trasera. Comparado con la última vez que me puse un dorsal, muy poca gente. Esta vez somos unas 140 personas. En la subida del Castillo, a escasos 200 m de la salida, se hace la primera criba. La rampa que debe rondar entre el 10-15% con algún tramo de hasta el 20% sirve para estirar el grupo en sus escasos 300 m. A media subida opto por ponerme a caminar, no voy a ir mucho más lento que corriendo y ese esfuerzo lo puedo pagar más adelante. Veo a Héctor que tira adelante sin aminorar el ritmo. Y a Jesús que va también más adelante aunque caminando. A Carlos lo he pasado a principio de subida, va más lento. Pues nada, me quedo donde estoy, con alguien cogeré ritmo...

Corono el Castillo y comienza un falso llano por carretera. Llevo al lado a uno de los gemelos del Entremuro, un veterano de la localidad en esto del noble arte de correr. En un principio me asusto ya que las marcas de este hombre son bastante mejores que las mías pero dado que no desentono tanto con la demás gente de alrededor pienso que ha debido de salir reservón o símplemente a rodar y hacer kilómetros. Echo un vistazo al garmin y el ritmo es a 6'/km, ahí voy bien. Así que decido pegarme al Gemelo.

Pasamos la carretera y nos metemos en el camino. El terreno va llaneando con ligeros ascensos. De momento voy bien y pasamos algún grupillo en el que me pregunto si no irán a un ritmo más conveniente para mí. Tras una subida del Castillo en la que he notado las piernas muy frías y torponas, estas se han ido calentando así es que me digo que voy a probar. Total, nada se pierde...

Sin embargo, entre el km 2 y el km 3 en un tramo llano miro el garmin y me asusto pues vamos a 5'15". Decido levantar un poco el pie y aflojo un poco el ritmo. Sin embargo no pierdo de vista al Gemelo, va unos 10 m más adelantado como mucho, ya que al poco ha comenzado a picar para arriba el terreno y él también ha aflojado, y me sirve de referencia. Ahora sí vienen un par de cuestas bastante perras. Son tramos no muy agradables en los que vale la pena subir caminando. Esta sensación me es confirmada cuando los de delante se paran y caminan, entre ellos el Gemelo. Más sabe el diablo por viejo que por diablo, pues si él para yo paro también.

Así transcurre la carrera hasta el km 4, entre llaneos y subidas criminales, llegamos a la cuesta anterior al acceso a la placeta del Sol. Doscientos metros atravesando un sembrado al 10% de pendiente al que no ha pegado el sol todavía en toda la mañana y todavía está escarchado. A caminar se ha dicho. Al final llegamos a la placeta, y vemos a algo de gente animando, que también se agradece. Salimos a la carretera para encarar los últimos 500 m de ascenso hasta el monasterio del Pueyo. El Gemelo, con más fuerza, se escapa corriendo por esas rampas. Ya no lo cogeré y luego en la meta no lo veré para darle las gracias por haberme marcado el ritmo tan bien.

Unos ratos caminando y otros trotando voy ascendiendo. La subida se hace más amena pues muchos corredores ya van en sentido contrario cuesta abajo. Unos te animan y a otros les animas tú. Corono arriba y justo entonces encara la bajada mi hermano Jesús, que creo que va con Pedro. Yo tengo que dar la vuelta al monasterio (unos 200 m). Ya está, automáticamente ya tengo motivación para la bajada, cogerlos. Esos doscientos metros parecen muy poca cosa, pero a los ritmos trepidantes en los que nos movemos estamos hablando de, al menos, un minuto de diferencia. La cosa no es tan sencilla, pero en ese momento con el calentón a uno se le antoja muy factible.

Cojo un botellín de agua, me pican el tiempo de paso, 33 minutos, y voy rodeando el monasterio. No me fijo en el paisaje, mal hecho. Voy pensando en coger a esta gente y en bajar de 1 hora en meta. Lo puedo hacer. Hay que bajar muchos ratos a 5'/km o menos, pero el otro día (por diferente camino, eso sí) lo supe hacer. Comienzo la bajada.

En el tramo de carretera adelanto a gente. Sin embargo no veo ni a mi hermano, ni al Gemelo... me he quedado en tierra de nadie. Me cruzo con Carlos, nos animamos. Siempre lo he tenido claro, desde Behobia mucho más, en las carreras tanto de espectador como de corredor ¡hay que animar a la gente! Llego a la placeta del Sol y allí compruebo que nos bajan por un trozo de trialera en lugar de por el sembrado. Pues hombre, hoy ese sembrado no estaba mal para bajar, en cambio la trialera a mí no me va muy bien. Curva, contracurva y vuelta a curvear. Con mi fantástica coordinación y habilidad me cuesta horrores bajar por allí, creo que pierdo tiempo.

Salgo al tramo de camino normal por el que hemos venido. Allá a lo lejos veo a unos ferranqueros y al Gemelo, ¡bien! Me parece que con suerte podría cogerlos. Eso sí, a mi hermano no lo veo... Entonces compruebo que toda la gente que llevo por delante está parando a caminar, ¡pero si es bajada!

Pues están parando y no es para menos, la cuesta es de traca. Hago lo propio y así estamos durante un kilómetro en los que se alternan unas subidas infames con un poco de bajada. El camino se va revirando y no se alcanza a ver tramos largos por delante. Me he quedado solo. Me voy dando cuenta de que a mi hermano no lo voy a coger por más que quiera. Así es que miro el reloj y compruebo qué tal llevo mi otra apuesta personal.

He pasado el km 7 en 44'. En principio he de continuar a un ritmo sostenido de 5'/ km, cosa que de momento puedo hacer, y aun tendría un minuto de sobra. Eso sí, como tenga que parar en otra cuesta se jodió el invento. Por otra parte, no siento molestias en el pie. Es buena cosa. Paso el km 8 en 49'17". Tengo que seguir a cinco y poco, hago memoria y no recuerdo que quede ninguna subida fuerte. Me quedan 2 km, de perdidos al río, decido apretar y que sea lo que tenga que ser y no mirar más el garmin que es como se corre más a gusto.

Salgo del camino y llego al Castillo, a partir de aquí sí que es cuesta abajo. Y queda poco más de un kilómetro. Cuando voy como un tiro, en la rampa más empinada y a la que no le ha pegado el sol y está de hielo pero bien, pego un traspiés y casi me caigo de culo. Automáticamente me salgo al lateral a bajar caminando por la tierra. Una cosa es una cosa y otra romperse algo bajando. Ahí debo de perder un buen medio minuto pero tal y como estaban esas rampas lo último que hago es mirar el reloj.

Llego al pueblo, ya en llano y ahí sí que zumbo otra vez. Voy despistado porque han variado el recorrido de llegada, me ubico, sigo y al final entro en meta con una de mis sobrinas, que ha llegado segunda en su carrera, colgada del brazo. Pico el reloj pero ni me lo miro. Me reencuentro con la gente. Todos cansados pero contentos. Yo también, pero me parece que voy más pensando en la hostia que casi me he metido que en otra cosa.

Marcho al coche a cambiarme de ropa y entonces sí, miro el reloj. ¡59'30"! Bien, he bajado de la hora. ¡Reto conseguido!

Posteriormente, en casa repasando la clasificación compruebo que el tiempo que me dan es de 57'25", a escasos segundos de mi hermano o del Gemelo. Seamos sinceros. Yo no he hecho ese tiempo ni de coña porque eso significaría entre otras cosas, que en recta de meta los hubiera visto delante, o que se me ha jodido el garmin (y no me apetece comprar uno nuevo)

Así pues, correremos un estúpido velo sobre esa clasificación y asumiremos que he hecho dos minutillos más, lo cual sigue estando para mí muy bien, porque aparte he disfrutado y no me ha dolido el pie, las patetas tan apenas han molestado y eso es lo mejor de todo. Una muy buena manera de terminar este Puente. Próxima carrera, la San Silvestre, a hacerla mucho más calmado y al tran tran si no quiero que mis compañeros de fatigas de correr y almorzar me echen del grupo por desobedecer la disciplina del equipo que consiste en llegar siempre los últimos y en correr para hacer hambre. Lo segundo lo sigo cumpliendo, en lo primero ¡he fallado!

5 comentarios:

  1. Muy buena crónica. Es como si hubiera ido a correrla. De todos modos me quedo con el primer día.

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    1. Menudas comedias para responder a tu comentario... he tenido que tocar la configuración del Chrome y eso que hace unos días no daba problemas, en fin...
      Este año te pusimos falta así que al año que viene a correr sí o sí!

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    2. Los catarros invernales es lo que tienen... y espero que sean eso: invernales y vale.

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  2. No se como no te diste una hostia mirando tanto rato el relojito, en lugar de mirar por donde pisabas.
    Como diría el abuelo: "No se os puede dejar solos!!!!!"

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    1. Tú ve preparando los cataticos para la San Silvestre que allí me voy a mirar el relojito por los cojones

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