jueves, 26 de diciembre de 2013

Resumen ciclista de 2013

2013 ha sido mi primer año completo haciendo kilómetros con una bici de carretera y en el que he comenzado a sacarle rendimiento. Mis números no son para echar cohetes ya que no soy un cicloturista. Me gusta salir a correr y montar en bici, por ese orden. Y a pesar de que me gusta controlar y apuntar lo que hago no persigo ningún objetivo en especial salvo pasar el rato. Las kilometradas y hacer 6000 km al año es para otro tipo de gente.

Mis kilómetros acumulados este año en el velocípedo de andar deprisa estarán en torno a los 2000, cifra muy pequeña para mucha gente y elevada para otra. En cualquier caso ese ha sido mi bagaje, el cual en líneas generales he disfrutado enórmemente. Mi afición por la bici comenzó muy pronto y he aquí su evolución...

Desde pequeño he sido un apasionado del ciclismo. Mis primeros álbumes de cromos no fueron de fútbol sino que fueron de baloncesto y sobre todo de ciclismo. Del bello deporte de las dos ruedas siempre me atrajo su épica, el que se desarrollase por paisajes espectaculares en la montaña y el que los mejores corredores del mundo pudiesen presentarse un día debajo de tu casa porque alguna carrera pasase por allí. Pocos deportes de alto nivel se pueden contemplar gratis, el ciclismo es uno de ellos.

Cuando era pequeño existía una buena parafernalia montada en torno a la Vuelta a España. Los resúmenes de las etapas se emitían justo antes del telediario de la noche y duraban su buena media hora con entrevistas y reportajes de todo tipo. Contaban con sintonías pegadizas y aunque los ciclistas españoles de por aquel entonces no ganaban casi nada, poseían un carisma especial. El pelotón nacional contaba con unos ocho equipos y existía un buen merchandising al respecto entre cromos, pegatinas para chapas, botellines y demás... Las etapas del Tour tenían un seguimiento muy alto, sobre todo las de montaña, y el día que Marino, Perico, Echave o Chozas iban escapados se vivía con mucha intensidad. El pelotón internacional apenas contaba con presencia de países anglosajones ni nórdicos y quienes partían la pana eran los franceses, belgas, holandeses, italianos y colombianos. 


Era habitual acudir a los bares a pedir chapas de quintos y tercios de cerveza para pegarles pegatinas con el rostro de los ciclistas y jugar a hacer etapas con ellas. Cualquier sitio era bueno para realizar estas carreras pero el lugar más impresionante que había en mi barrio era el callejón de detrás de mi casa. De unos cuarenta metros de largo y escalonado a tres niveles, en verano nos podíamos pegar una mañana diseñando el circuito dibujándolo con tizas en el suelo y la tarde disputando la carrera.

Cuando no jugábamos a las chapas también era habitual ir a dar vueltas con las bicis de paseo GAC y BH hasta los confines del barrio o en una fantástica prueba de resistencia que nos sacamos de la manga que consistía en dar vueltas a la calle rodeando la manzana. Creo que el record estaba en más de 100 vueltas...

Las carreras de chapas alcanzaron unos niveles de complejidad bastante altos para las posibilidades de unos críos de 10 años. Los desniveles del callejón eran salvados con rampas que simulaban puertos de montaña. A su vez existían otros puertos diseminados por la ruta fabricados con cajas de galletas. Los toques realizados para salvar estas dificultades orográficas eran contabilizados aparte y servían para la clasificación de la montaña. Si la chapa se salía de la ruta marcada con tiza, se tenía que volver a la última meta volante o esperar tantos turnos sin tirar. La zona de meta contaba con publicidad, pancarta... había coches de equipo y hasta alguna moto de la televisión.  Teniendo en cuenta que ese callejón también hizo las veces de campo de futbito (cuando tocaba marcar con los escalones hacia arriba se alcanzaban altas cotas de surrealismo), pista de tenis y cancha de baloncesto con canastas caseras y el toro de los Chicago Bulls pintado en el suelo, las carreras de chapas tenían que estar al mismo nivel. Es increíble la imaginación que podemos llegar a tener de niños.

La bici de paseo dio paso a la de montaña y las carreras de chapas dieron paso a las excursiones de verdad y las sesiones maratonianas delante del televisor viendo las etapas del Tour y delante del ordenador jugando con simuladores de ciclismo.

La época de la universidad fue jodida en este aspecto. Podía tragarme etapas de siete horas despegando el culo del sillón tan sólo para mear y comer. Y en cuanto al simulador en el que se podía disputar las etapas en tiempo real dando órdenes de equipo a los corredores, mis antiguos compañeros de piso pueden dar fe de que muchos días estando sentados a la mesa a la hora de comer, podía levantarme de improviso y cruzar corriendo el pasillo porque se había escuchado a Perico Delgado (que era el comentarista del videojuego) lanzar una exclamación por algún demarraje. Como digo, iba corriendo, valoraba la situación de etapa, controlaba qué estaba haciendo Escartín (puesto que siempre corría con él) y daba las órdenes pertinentes. Y volvía a la mesa a comer.

Reconozco que había mejores formas de vivir el ciclismo. Por suerte cuando comencé a trabajar me entró algo de conocimiento a la sesera y mi visión del deporte pasó a ser más práctica en lugar de tan teórica. Al mismo tiempo que la idea de contemplar las etapas ya no me entusiasmaba como antaño debido a la ponzoña en la que se iba convirtiendo el ciclismo y a que perdí aquel videojuego del demonio, mi afición por las excursiones en bici de montaña y a salir a correr fue en aumento.

Todavía me gusta ver las etapas del Tour de Francia, pero con más conocimiento. Si un día no puedo ver la etapa no ocurre absolútamente nada mientras que antes se convertía en un drama. Antes reconocía a todo el pelotón internacional por su forma de montar en bici, sus gestos... Ahora aparte de los buenos (y a veces ni eso) podría cruzarme con el resto por la calle y no conocerlos. No me apena en absoluto.

Y al fin di el paso lógico de todo buen aficionado a montar en bicicleta. Me compré una bici de carretera

Como todavía sigo siendo bastante friki en muchos aspectos y una de las aficiones que conservo de crío es el trazado de perfiles y altimetrías de etapas, a continuación muestro lo más representativo de mi año ciclista 2013. Antaño, me gustaba coger el mapa de España e imaginar trazados para la Vuelta. Para las etapas pirenaicas cogía los mapas topográficos que había por casa y jugando con las curvas de nivel sacaba la altimetría. Lo sé, es un pasatiempo un tanto raro pero cuando desde muy crío te ha gustado el deporte y la geografía se comienza a comprender.

Hoy en día la tecnología disponible para ello es impresionante. Basta descargar la ruta del GPS a una de las páginas web destinadas para ello. También hay páginas en las que símplemente se puede trazar la ruta en el mapa. Ahora hay de todo. He personalizado un poco los perfiles y los he dividido en una peculiar clasificación. Por supuesto los nombres de las localidades y puertos así como su categoría tampoco es en muchos casos real, espero que nadie se moleste por denominar, por ejemplo, al Alto de Torreciudad como Passo di Torre-Citta' y clavarle un 1ª categoría. Allá vamos.

Rutas Vuelta a España



La época dorada de la Vuelta a España tenía como he comentado antes sintonías pegadizas que se escuchaban por todas partes. Esta fue una de las más míticas.
He denominado como Rutas Vuelta aquellas salidas  sencillas y de corto kilometraje o escasa dificultad. Vamos, lo que viene siendo actualmente la Vuelta a pesar de que muchos se empeñen en denominar finales en alto a esos sprints en cuesta que gastan los últimos años.

Berbegal, 50 km


Cuando no hay mucho tiempo ni muchas ganas, esta ruta es ideal. Es entretenida y en hora y media está ventilada. Se sale de Barbastro por el hospital en dirección a Sariñena. Pasando por Fornillos se llega a Berbegal. Hay varios toboganes y repechos que hacen esta salida más amena que la típica que hace todo el mundo de ir por la carretera de Pozán. Si hay ganas de llanear se puede seguir hacia Peralta, pero a mí tanto llano me abruma, así es que doy media vuelta. Si hay tiempo, se puede hacer una subida a Burceat a la vuelta. Este es el perfil que he puesto en este caso.


Graus, 56 km


Esta salida tiene algo más de entidad y sirve para esos días en los que se puede echar la mañana y acabar comiendo en Barasona. Se sube hasta Graus en coche, se almuerza, se coge la bici y se tira por la carretera de Capella hasta llegar al desvío de Laguarres. Se sube el pedazo de puerto que tienen allá arriba, cuyas vistas y rampas no dejan indiferentes. Al cruzar al otro lado se puede hacer una paradeta en Benabarre. A partir de allí hay una carretera en muy buen estado y en bajada para hacer el animal y poner la bici a 60 km/h sin esfuerzo. Se puede optar al llegar al cruce del pantano de Barasona por tirar hacia la izquierda, dirección Barbastro. Cruzando con cuidado uno de los túneles del congosto se alcanza el cruce de la Central Eléctrica de San José para ascender el puertecito de La Canal que nos lleva a la Puebla de Castro. Desde allí, descenso y a comer a Graus.


Rutas Clásicas

Si tienes una bici de carretera y vives en Barbastro habrás hecho estas rutas cuarenta mil veces. La segunda por obligación, la primera por devoción.

Salinas & Coscojuela, 73 km


Los belgas tienen el Tour de Flandes (Ronde van Vlaanderen) y en el Somontano tenemos el Tour por Salinas y Coscojuela. En ciertos aspectos se asemejan. Aquí no hay pavés pero hay tramos de carretera descarnados. No hay muros, pero hay puertos de carreteras ratoneras. Allí hace frío y mucho viento, aquí esta primavera... también ha hecho un frío y unas aireras del demonio. Quizá mi salida preferida sea subir a Salinas (bien por Salas o bien por Cregenzán) cuando no tengo mucho tiempo. Si hay ganas pues doy la vuelta entera por Coscojuela. Notas como las ruedas pierden semanas de vida, la carretera en muchos tramos es criminal, descendiendo el puerto de Coscojuela perdí un día el cuentakilómetros debido a lo botosa que está... pero da igual. Es una vuelta tremenda. 


Huerta, 32 km


Cuando no tengo tiempo ni para ir a Berbegal ni a Salinas, Huerta es la opción. 32 km, la primera mitad de falso llano y la segunda en bajada y con trozos de viento a favor y yendo incluso a 50 km/h. La subida se hace como uno puede, la bajada pensando que se está en la contrarreloj del campeonato del mundo o jugándose el Tour en el último día como Lemond y Fignon en el '89. Con diferencia la ruta que menos me gusta, pero si hay que acumular kilómetros para llegar dignamente a la salida de una marcha cicloturista este tipo de salidas a veces tocan.


Rutas Tour de Francia



Las etapas más largas que he hecho este año. De esas en las que ya no sabes como ponerte encima de la bici cuando llevas cuatro horas dándole a los pedales.


Bárcabo, 92 km


Lo típico en Barbastro también es subir hasta Colungo. A mí se me hace muy pesado ya que hay un largo tramo llano y aburrido hasta allí que coincide con el tramo hasta Huerta antes mencionado. Así que ya que voy hasta allí al menos me gusta seguir adelante y subir San Caprasio. Un día me lié la manta a la cabeza y llegué hasta Bárcabo subiendo a Lecina a la vuelta. Luego, a la altura de Pozán ya no sabía ni cómo ponerme. Eso me pasó por no parar en Colungo a comer.


La Puertos, 124 km


La única marcha cicloturista que he hecho hasta la fecha y la única vez que he pasado de los 100 km montado en una bici, momento en el que el tío del mazo vino a verme. Resulta lógico si tenemos en cuenta que la semana de antes me la pegué haciendo numerosas visitas al señor Roca con una bonita gastroenteritis. Salí para ver si sabía llegar hasta el km 45 al avituallamiento de Graus, me fui animando y llegué a las Vilas dignamente y disfrutando como un enano. En Campo estaban todos los críos del pueblo animando con pancartas. Parecía el Tour de Francia. Al pasar el km 100 me quedé sin comida, iba solo y no conseguía engancharme a ningún grupo. Lo pasé mal pero terminé. Lo peor, los últimos 30 km que se hicieron eternos. Lo mejor, los avituallamientos, comiendo hasta reventar después de tres días pachucho de las tripas y a dieta de arroz blanco y pollo.


Rutas Giro de Italia




Cuando el Giro de Italia lo emitía Telecinco y entre anuncio de "Te gusta el compresor" (anuncio muy al nivel del de "Busco a Jacq's") y Mammachichos se veía algo de etapa, a veces, se escuchaba también la sintonía de Jean-Michel Jarre. Sí, quizá los más jóvenes de lugar no lo recuerden pero Telecinco emitió el Giro unos cuantos años cuando Indurain acudía a esos parajes. Sí, el anuncio del compresor era real y lo cascaban sin ton ni son unas diecisiete veces cada etapa. 
Las etapas del Giro son duras y llenas de encerronas, puertos salvajes y carreteras que no merecen tal nombre. Transitan por los paisajes más espectaculares y tan pronto puede hacer un sol de justicia como nevar o granizar.


Añisclo, 64 km


La ruta en si está muy chula. Transcurre por el cañón de Añisclo partiendo desde Aínsa. En ella ascendí al lugar más alto del 2013, los 1.270 m del pueblo de Nerín, mi particular cima Coppi. Lo malo es la carretera de subida por el cañón y sobre todo la de bajada desde Buerba hasta Puyarruego. Los italianos denominan "sterrato" a los tramos de pista forestal que clavan sin ningún pudor en sus carreras. Lo de Añisclo no llega a ese extremo, pero casi. Las vistas son impresionantes sobre todo en la primera parte. El descenso desde Buerba empeora en este aspecto hasta que cerca de Puyarruego la Peña Montañesa se alza imponente ante nosotros. 


Torreciudad, 45 km


Una salvajada de puerto con un asfalto deplorable, al más puro estilo Strade Bianche (Caminos Blancos), la clásica italiana que transita por pistas sin asfaltar. De hecho casi sería mejor circular por tierra que por la mierda de carretera que sube y baja de Torreciudad. Y cuando me refiero a Torreciudad es arriba donde están las antenas, bajando por Bolturina. Imprescindible reponer fuerzas en Tres Caminos si no se quiere palmar en la subida hacia Naval. El día que más destrozado he terminado al bajarme de la bici, peor que en la Puertos de la Ribagorza. Al llegar a casa, mal de cabeza, escalofríos y fiebre. Estuve una semana sin ser persona.


Rutas inconclusas

Rutas que se intentaron pero que no pudieron ser por diversos motivos. En el mes de mayo si llego a poner un circo me hubiesen crecido los enanos. Intenté hacer estas dos rutas, y después me puse malo de las tripas la semana de antes de la marcha cicloturista Puertos de la Ribagorza. Al ritmo que iba ya me imaginaba pegándome un piñazo el día de la marcha.


Aguas


Dos semanas antes de la Puertos de la Ribagorza decidí probarme haciendo más de 100 km. Quise ir hasta las faldas del Tozal de Guara, en Aguas, a través de Adahuesca, Alberuela y Bierge. Llevaba de todo. Bien de agua, galletas, bocadillos, bomba de aire, cámaras, dineros, teléfono... Salí bien pronto por la mañana para llegar a tiempo a casa a la hora de comer... En el km 25 tuve lo que los franceses denominan un crevaison, o sea, un pinchazo. Pero de los gordos. Cubierta de la rueda reventada y suerte que fue en subida. Tras estar dos o tres minutos soltando juramentos por la boca tocó llamar a casa para que subiese el coche de asistencia. En 2014 tengo una cita ineludible con esta etapa.


Granizada


Una semana antes de la Puertos, mi hermano Jesús y yo decidimos salir el domingo después de comer a probarnos en los malditos 100 km. El fantástico mes de mayo que tuvimos y el pinchazo de la semana anterior lo habían impedido hasta entonces. Era la última oportunidad. La idea era tirar y llegar por lo menos hasta Graus y cuando se hiciese de noche que nos viniesen a buscar en coche. Por Hoz la cosa pintaba fráncamente mal, el cielo estaba negro como boca de lobo. En Salinas la cosa ya no es que estuviese negra, estaba blanca como el granizo que comenzó a descargar bajando hacia Naval. Creo que en mi vida he visto granizar de esa manera, que fuese montado en bici y bajando un puerto es de esas experiencias para contar. Entre el picor del granizo chocando en las piernas, los dedos agarrotados por el frío intentando agarrar las manetas de freno, el suelo empedrado en blanco y algunos riachuelos de barro cruzando la carretera, al llegar a Naval decidimos hacer la de Bradley Wiggins y llamar al coche de asistencia para que nos viniese a recoger. En Naval aun se están riendo de cuando nos vieron amanecer chupidos como sopas.

4 comentarios:

  1. Resumen brutal. ¡Me ha encantado!. Me he reído muchísimo con la infografía de las etapas y sus resúmenes. Hay mucho trabajo. Quiero más historias de estas.

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    1. Me alegro de que te haya gustado. Para escribir más historias como estas necesitaré en 2014 la ayuda, entre otros, de los integrantes de las afamadas asociaciones "Ciclismo Gastronómico" y "Tuercepedales", conocidos por apuntarse a las marchas cicloturistas con la única intención de amortizar la inscripción comiendo pastelitos Martínez, macarrones y Phoskitos.

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  2. Oye Carlos , como has hecho esos perfiles tan chulos !!!

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    1. Te explico, Paco. Como con la bici no suelo llevar el garmin ya que está viejete y anda justo de memoria y mi cuentakilómetros es del Decathlon, paso las rutas a Openrunner (http://www.openrunner.com).
      Básicamente trazas los puntos a través de la carretera (en "planifier un parcours") con los comandos que tienes en la parte superior izquierda del mapa (es cuestión de trastear, el comando que sale al lado del coche es el que traza las curvas en la carretera, si no te hará rectas y no te servirá). Una vez está trazada se guarda la ruta (necesitarás estar registrado) y te generará el perfil.
      Este perfil lo cogí y haciendo una captura de pantalla lo modifiqué en el Paint del Windows. Los símbolos del Tour, Giro y Vuelta están sacados del google imágenes y de esta página (http://plataformarecorridosciclistas.org/dibuja-tus-etapas/)
      Y el resto ya es cuestión de paciencia, tiempo y altas dosis de frikismo y poco talento. En invierno por las tardes se suele tener bastante de las dos primeras cosas, lo otro viene de serie! Saludos!

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